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La ETSAB (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona) reedita dentro de su colección de ETSAB breus – breves la entrevista realizada por Piotr Lopatka, ex alumno del Prof. Dr. Josep Lluís Mateo en su Cátedra de Proyectos en la ETH de Zürich, el 26 de febrero de 2015. Con estos pensamientos del arquitecto concluye el Visiting Studio realizado durante el semestre de invierno del curso 2019/2020.
1. Un pensamiento sintético y lineal: cómo conseguir ambos
La acción (porque el proyecto es una propuesta para actuar, hacer algo) es el resultado del pensamiento sintético.
El análisis es el resultado de procesos que son más lineales o incluso sinuosos (no exactamente en este orden). Los análisis tratan de entender algo no exactamente con el propósito de hacer algo.
Tenemos que ser capaces de analizar el mundo con libertad y mente abierta.
Pero no podemos perdernos en este análisis.
Como arquitectos, debemos estar dispuestos a producir una idea sintética (propia, personal, pero que también debe ser colectiva): un proyecto en el que creamos, que estemos dispuestos a construir, si tenemos en cuenta otra forma de negociación con la realidad.
Que sea creativo y destructivo al mismo tiempo.
(La destrucción y la creación son las dos caras de una misma moneda, ¡cuidado!)
2. ¿Se puede aprender arquitectura leyendo palabras o interpretando imágenes?
Las palabras son el medio para comunicar, expresar el pensamiento abstracto. Las formas son la expresión física del mundo y de las ideas.
Personalmente, siempre he rechazado la arquitectura que solo se basa en las formas; puede acabar fácilmente en la pura ornamentación o el sentimentalismo.
Prefiero la energía de las ideas, confiando en que la forma las seguirá.
Dicho esto, tenemos que aprender, disfrutar, experimentar y entender la lógica material de nuestra realidad. Esto incluye la composición del paisaje, los diferentes modos con que reaccionan los materiales en nuestras manos o los mágicos matices de la luz en el espacio.
También tenemos que aguzar los sentidos en un sentido específico…
3. ¿Tienen los artefactos urbanos una poesía interior?
No siempre. En muchos casos —sobre todo en nuestras ciudades, formadas básicamente por viviendas—, el artefacto urbano consiste en una pantalla (o piel) con volumen.
La domesticidad, por supuesto, no produce espacios épicos. Está —y tiene que estar— más relacionada con la intimidad y el contacto directo con los sentidos. Hoy en día, esto puede resultar más bien deprimente.
Pero, por otro lado, la arquitectura verdaderamente urbana que recuerdo sí que está dotada de espacio: el Panteón de Roma es portentoso. La iglesia de Santa María del Mar de Barcelona o la catedral de Palma de Mallorca, espacios puramente urbanos, tienen una poesía colectiva y personal a la vez… Son solo unos ejemplos; podría mencionar muchos más.
Así pues, tenemos que luchar para crear espacios, incluso hoy.
4. ¿Existe una arquitectura que produce una sola imagen (ni interior ni exterior)?
Sé de dónde proviene esta pregunta.
Depende del punto de vista. Se puede ser metafísico, abstracto, esencialista o reduccionista. El clasicismo y el minimalismo fueron el origen de estas prácticas. Un solo objeto que lo abarca todo.
Personalmente, me interesa más la multiplicidad: la posibilidad de adaptar y expresar la complejidad de la vida actual. Tampoco quiero llegar a extremos barrocos, pero prefiero ser capaz de considerarlo todo.
Luego también están los microdetalles específicos…
5. El proceso
El proceso es importante, por supuesto, pero lo que realmente importa es el producto acabado: el edificio; debe poder hablar por sí solo. La importancia del proceso radica en su función de producir el mejor edificio posible, y ello requiere inteligencia, paciencia y energía. Los arquitectos son los únicos agentes necesarios a lo largo de todo el proceso, que tienen un objetivo que alcanzar, un proyecto que realizar. Todos los demás tienen intereses fragmentarios.
En nuestro caso, el proceso, el modo en que hacemos algo, se evalúa por medio del resultado final.
Y eso a veces puede ser un drama.
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Imagen 2: Filmoteca de Catalunya en Barcelona, © Adrià Goula
Imagen 3: Panteón de Roma, © Jordi Bernadó